martes, 21 de agosto de 2012

Voces nómades y sedentarias


Tengo la inestable seguridad de decir exactamente lo que pienso, es cierto que ya no manejo la certeza de permanecer contigo, perdí en el camino cada voto de confianza defraudado, olvidé conscientemente conversaciones inconclusas.

 Mi corazón mantiene activos mis deseos, sin embargo; mi mente detesta su latente insistencia y yo sólo me dejo llevar. No aporto verdaderos motivos para quedarme, pero sigo aquí. Soy conciente que entre mis razones se cuelan algunas justificaciones que no suenan a verdad, mientras entre tus labios se derraman letras infundadas que de a ratos dejan escapar frases delatoras, y yo calló. 
Permanezco en silencio mientras mi mirada se cuelga en mi interior. Entonces, en mi entorno; ya no hay nadie. 

Solo estoy yo y dentro de mí pelean dos voces más la del duende. Escucho con respeto cada argumento, cada ponente me convence al hablar, pero la última palabra es mía y la última voz que suena soy yo, al final mantendré la perspectiva trazada, mi lenguaje corporal mentirá jugando a ser espejo de la fonética, pero mi alma no será capaz de resignarse a ti.