sábado, 12 de marzo de 2011

Ven aquí, sientate en el piso, como siempre; a mi lado.
Pequeño amigo,
Estoy pensando tanto en ti, te veo más blanco, está pasando el tiempo, lo sé, sigues intacto pero necesito agradecerte hoy mi perfecto compañero de piso, mi incondicional aliado, mi cómplice feliz, mi ser gemelo. Te miro, te observo, mi precioso; ¿Qué tan puro eres? ¿Qué tan leal? ¿Cómo? Ay, mi buen amigo, quisiera tanto que despues de hoy no envejecieras ni un día más, tener la certeza de poder llegar a casa y que antes de entrar escucharé siempre que estas ahi, que cuando la vida entre en guerra tendré mi refugio de cuatro patas. Sí chiquitito, estoy sintiendo miedo de que no sepas ser inmortal, de que no pueda protegerte de algo, de que no pueda detener a tu nuevo pelo blanco, de que un día tenga que pedirte perdón por no saber reinventar tu alegría, por no poder mantener en mí la sonrisa que siempre has causado. Ven bonito, quiero mirarte, grabar cada microsegundo de tus gestos, de tus formas, de tu vida. Te amo, lo juro, si te ruego te quedas conmigo? Perdón... Lo sé... Qué más quisieramos, es sólo que no lo creo, no lo acepto, no lo haré no quiero! mi pequeñito no quiero...

No hay comentarios:

Publicar un comentario